Hola, guerreros y guerreras, esta vez quiero compartir un poco de información sobre un tema que especialmente en los países de Latinoamérica se trata de forma equivocada. La confusión entre literatura fantástica y fantasía. Para esto no solo cuento con experiencia como lector y escritor, sino también con estudios en filología, así que voy a mostrarles un poquito de teoría literaria para que estas cosas queden claras.
La idea surgió hace mucho cuando vi que una convocatoria pedía cuentos de horror, ciencia ficción y “literatura fantástica” cuando en realidad querían decir horror, ciencia ficción y fantasía (o quizá fantasía y literatura fantástica), pero no importa, porque creo que lo principal es tener la iniciativa de crear algo y seguramente muchos escritores desconocidos consiguieron publicar sus relatos, y créanme que cuando eso ocurre se siente algo muy bonito, así que si por casualidad me está leyendo algún editor de revistas virtuales de literatura de género que piensa que la literatura fantástica es fantasía, le invito a que continúe leyendo para que el tema de los géneros literarios se torne menos nebuloso y para que juntos sigamos construyendo una comunidad mejor informada y con más ganas de publicar cuentos de los géneros que nos gustan.
Otro punto por comentar es que creo que esta confusión solo ocurre en Latinoamérica y no en España (o por lo menos no he visto nunca una revista española que caiga en este error), porque la fantasía se popularizó en América Latina mucho tiempo después de sembrar sus primeras raíces en nuestro país hermano de Europa, uno que actualmente tiene mucho más trecho recorrido, pero que aún anda lejos de gigantes como Estados Unidos o Inglaterra. La mayoría de los libros de género más populares siempre fueron traducciones de novelas de países anglosajones, hechas por lo general en España, de modo que allí se vendían primero, y debido a la fuerte crisis que se vivía en Suramérica en los años ochenta era difícil encontrar hasta El Señor de los Anillos. Esto continuó después de que se abrieran las puertas a las inversiones extranjeras, e incluso en el Siglo XXI era complicado encontrar las traducciones españolas. En ese entonces yo con menos de veinte años visitaba librerías en Lima y difícilmente encontraba las maravillas que veía en Internet, aunque a veces tenía suerte. La fantasía como género literario en Sudamérica solo era conocida por algunos, pero felizmente crece en la cultura popular debido al éxito de la adaptación de El Señor de los Anillos y al videojuego Warcraft III con su expansión Frozen Throne. Es así como la fantasía empieza a popularizarse, sin embargo, debido al bajo índice lector que entonces había en Perú era difícil que llegaran libros de sagas como Canción de Hielo y fuego o La Saga de Geralt de Rivia. La gente que iba de librería en librería preguntando por títulos que solo conocían por foros de Internet como Sedice o Fantasía Épica, al no encontrar nada salvo por algunas excepciones que venían gracias a La Factoría de Ideas, empezó a comprar libros de literatura fantástica, que, si bien tiene ciertos elementos de la fantasía, no es lo mismo, así que quizá de ahí venga la confusión.
La fantasía y la literatura fantástica (también llamada Lo fantástico) son dos géneros diferentes, así que la próxima vez que se hable de Tolkien, Martin, Abraham, Sanderson, Rothfuss o Abercrombie, se estará hablando de fantasía, en cambio, cuando uno se mete en el terreno de la literatura fantástica la cosa es más compleja. Para hacerlo más fácil pensar en los autores citados anteriormente nos hace imaginar aventuras que ocurren mundos creados prácticamente de cero como Poniente, La Tierra media, El Círculo del Mundo o los mundos del Cosmere. Entrar en las páginas de esos libros es echar un vistazo a otra realidad. Tolkien en su ensayo On Fairy-Stories define a la fantasía como the making or glimpsing of Other-Worlds (la creación o visualización de otros mundos). Si buscamos el significado del vocablo griego phantasia, encontraremos que significa making visible (hacer visible). Este enfoque puede aclarar un poco qué tipos de obras pertenecen a este género tan amado, sin embargo, todavía falta algo. ¿Qué pasa cuando hablamos de novelas como Las crónicas de Narnia, Alicia en el País de las Maravillas, Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children o Harry Potter?
En estos casos tenemos mundos que también están creados desde cero, pero también contamos con un elemento adicional que no aparece en novelas como El Señor de los Anillos o sagas como El Vatídico, Las leyes del mar o Tierra de héroes. Este elemento es nada más y nada menos que el famoso portal. Los personajes de las historias de fantasía de portal empiezan en un mundo que es una imitación del nuestro (o el nuestro propiamente dicho), pero en algún momento cruzan una puerta mágica que los transporta a un mundo diferente, uno con sus propias costumbres, razas, mitos y tradiciones como los de la fantasía convencional que se explicó anteriormente.
Tal como uno se imagina, la fantasía de portal también es parte de la fantasía, aunque no apunta a ser un subgénero como el Grimdark o la Fantasía de Pólvora (que bien cabrían dentro de lo que conocemos como fantasía convencional) no solo por su antigüedad, sino porque parte de una premisa distinta. Tanto la fantasía convencional como la de portal son subgéneros de la fantasía, que es a su vez es un subgénero de la ficción especulativa, sin embargo, eso será tema para otro artículo.
En este momento es cuando se entra al punto más difícil de este asunto, así que para ello parece mejor citar de una manera general a Tzvetan Todorov, un estudioso que continua en boga en los estudios actuales de esta materia. En su libro The Fantastic: A Structural Approach to a Literary Genre Todorov define a la literatura fantástica como un impulso o una urgencia de romper repentinamente con el realismo de toda literatura para generar una respuesta de perplejidad en el lector. Dicha perplejidad no resuelta se manifiesta en un origen psicológico o sobrenatural de la ruptura del realismo. En un ejemplo genuino de la teoría de lo fantástico esta incógnita permanecerá sin resolverse incluso en el final de la historia. ¿Qué significa todo esto?
Para ejemplificarlo es mejor tomar una historia conocida como La Metamorfosis para analizar algunos elementos. En esta historia el protagonista, Gregorio Samsa, se convierte en un insecto de la noche a la mañana y el lector no se entera ni al final de la novella por qué ocurre esto. No aparece ninguna explicación, de modo que la metamorfosis de hombre a insecto se queda en un terreno llamado lo fantástico. Esto, sin embargo, no es tan fácil de comprender, porque lo fantástico se encuentra en medio de dos géneros a los que Todorov llama the marvelous (lo maravilloso) y the uncanny (lo extraño), y es posible que con unos cambios en el argumento o en la sensación que se produce en el lector, la historia pase a uno o a otro lado.
Una novela o un cuento que aparentemente pertenece a lo fantástico dejaría de ser literatura fantástica para pasar al terreno de lo maravilloso siempre y cuando el lector se entere de nuevas leyes que le expliquen los sucesos supuestamente fantásticos. En otras palabras, la historia entraría dentro de lo que conocemos como fantasía, mas no una fantasía convencional (Tolkien) o como la fantasía de portal (Rowling), sino como un género de fantasía que está en la misma burbuja que estos. En cambio, si la historia fantástica toma matices que provoquen una sensación de miedo o inquietud en el lector, entraría dentro de the uncanny (lo extraño). En este caso tendríamos géneros como la historia de fantasmas (ghost storie) o la literatura de terror.
Para escribir esto leí partes de los siguientes trabajos: Fantasy, de Lucy Armitt, On Fairy-Stories, de J. R. R. Tolkien, y The Fantastic: A Structural Approach to a Literary Genre, de Tzvetan Todorov.
Y recuerden: los guerreros más bestia son los guerreros que leen GRIMDARK.
Si quieren leer más estradas sobre géneros literarios y literatura, pueden ir a los enlaces de: Literatura de pólvora, El uso del palíndromo en El erchivo de las tormental.
Commentaires